Arqueología sociedad y cultura en la amazonía..... Buscando la integración pluricultural y desarrollo social en la región amazónica, un gran desafío para los pueblos amazónicos del siglo XXI...........(Editado y diseñado por Max Junior Rojas Ríos......--2009--)

miércoles, 28 de noviembre de 2007

INDÍGENAS QUE VIVEN EN AISLAMIENTO VOLUNTARIO

Numerosos grupos amazónicos enfrentan la extinción, conforme desaparecen los espacios en los que tratan de vivir alejados del mundo moderno.

Alrededor de 64 pueblos indígenas que viven en aislamiento voluntario, alejados de los ojos del mundo, en la selva amazónica están condenados a la extinción paulatina en Ecuador, Perú, Brasil y Bolivia - grupos como los Tagaeri, Huaorani, Taromenane, Corubo, Amamhuaca, Mascho, Kineri, Nanti, Nahua y Kugapakori, entre otros. Estas tribus permanecen en el misterio, prefieren la existencia aislada que han mantenido durante siglos, y evitan todo contacto con extraños. Lo poco que se conoce acerca de ellos se ha sabido a través de otros grupos indígenas y de encuentros casuales con desarrolladores y con grupos de defensores de derechos humanos. Sin embargo, está claro que su número disminuye rápidamente: el número de los Coruba es de únicamente 40 individuos, asimismo, se calcula que el número de personas que hablan Mascho es de entre 20 y 100 personas. También se estima que únicamente 720 personas hablan la lengua Amamhuaca, 500 en Perú y 220 en Brasil.

Intentar aprender más sobre estos grupos puede ser fatal. El último informe conocido sobre un contacto con los Tagaeri, el grupo indígena con el aislamiento más estricto, fue en 1987, cuando dos misioneros cuya intención era tratar de persuadir a la tribu de permitir a extractores de petróleo entrar a su territorio, concluyó con la muerte de ambos misioneros. Después, los Tagaeri abandonaron sus hogares y desaparecieron en las profundidades de la densa selva amazónica, mostrando su rechazo a la coexistencia con el mundo moderno.

Los grupos indígenas ven a las compañías petroleras y de gas, leñadores, mineros y empresarios como "fantasmas de la muerte", debido al legado tóxico que pueden dejar tras de sí al contaminar ríos y bosques considerados como fuente de vida por estas comunidades. Los grupos indígenas han desarrollado sus propios sistemas de asistencia médica y de abastecimiento de comida, pero éstos son frágiles y se ven amenazados fácilmente por el daño a los ecosistemas en los que habitan. A menudo, el contacto con personas ajenas a su grupo deriva en la transmisión de enfermedades, que resultan en epidemias, puesto que los indígenas no tienen inmunidad contra enfermedades que en otras partes serían comunes y curables.

Los gobiernos de todo el mundo han reconocido cada vez más los derechos de los pueblos indígenas. En parte, esto ha sido el resultado de un proceso de empoderamiento seguido por dichos grupos, quienes han presentado sus demandas ante los gobiernos. En el caso de los grupos que viven en aislamiento, y que prefieren evitar el
contacto con representantes de gobierno y otras comunidades, es mucho más difícil responder a sus necesidades. El gobierno brasileño ha sido uno de los primeros en dar pasos para adoptar una política orientada a crear reservas territoriales para las personas que viven en aislamiento voluntario, definiendo áreas de exclusión para las industrias de extracción y para los migrantes. Colombia, Ecuador y Perú también están buscando realizar acciones similares. El reto que enfrentan los gobiernos empobrecidos de la región es lograr un equilibrio entre la explotación de las riquezas del cinturón amazónico en favor del desarrollo y la protección de estos frágiles grupos indígenas y de la herencia cultural que representan.

Centro de Información de las Naciones Unidas
asuntos sociales, Secretaría del Foro permanente para las Cuestiones Indígenas.

jueves, 22 de noviembre de 2007

LENGUAS ZAPAROANAS (UN EJEMPLO DEL PELIGRO DE PERDIDA DE IDENTIDAD LINGÜÍSTICA EN LA AMAZONÍA)

En la actualidad en la Amazonia existen Cientos de lenguas y dialectos, cada una con un gran valor histórico y de orgullo a la identidad de las etnias que los hablan; pero desde hace mucho tiempo como consecuencia del fenómeno social de occidentalización que durante años pasados llevaron los gobiernos de los países amazónicos hacia estos pueblos, cientos de lenguas y dialectos están en proceso de extinción o desaparecieron ya completamente. En la actualidad se han planteado políticas de educación y conservación de la lengua y la cultura de los pueblos amazónicos, incentivando de esta manera su conservación. Pese a estos esfuerzos el peligro de extinción persiste, para ello tendríamos que ver y analizar la realidad de las lenguas, en su actual numero de hablantes y su cobertura geográfica. En este caso analizaremos como ejemplo a una de las lenguas que en un pasado fue de uso extendido por la amazonia (Peruana y Ecuatoriana), es la familia lingüística Záparo.

Las lenguas Zaparoanas constituyen un conjunto de lenguas amerindias casi extintas habladas en las regiones amazónicas de Perú y Ecuador. Según Swadesh (1959), el grado de diferenciación interna implicaría al menos 4.100 años de divergencia lingüística. Actualmente consiste de 5 lenguas, todas ellas en peligro de extinción o ya extintas. De acuerdo con la evidencia existente, otras dos lenguas ya extintas, el omurano y el aushiri, forman parte de la familia.

En general, existe consenso entre los lingüistas modernos acerca de la clasificación de la familia zaparona. Sin embargo, algunas opiniones especulativas encuadran estas lenguas en un supuesto macrófilo kacupana-záparo, y otras en un macrófilo záparo-peba, con base en la vecindad geográfica. Hay quien encuadra esta familia
dentro de la familia andina kacupana záparo y hay otros que la incluyen en la záparo-peba, junto con la yawan que tiene 6.000 años de diversificación lingüística.

El territorio de los hablantes de lenguas záparo se extiende entre los ríos Napo al norte, Tigre al sur y Amazonas/Marañón al sudeste. El núcleo original del protozáparo parece ubicarse (Payne (1984)) en los alrededores de la actual ciudad de Iquitos, desde donde habrían ascendido el río Tigre hasta sus nacientes, conformando el núcleo del subgrupo arabela-andoa.

En el siguiente gráfico se puede analizar la realidad actual de la familia Záparo.

clic para ver:















Bibliografía

  • Gordon, Raymond G., Jr. (ed.). Ethnologue: Languages of the World, Fifteenth edition. Dallas, Tex.: SIL International, 2005. Versión en línea: http://www.ethnologue.com/.
  • Payne, Doris. Evidence for a Yaguan-Zaparoan linguistic connection. SIL-WP-UND 28: 131-156, 1984.
  • Solís Fonseca, Gustavo. «Perú: multilingüismo y extinción de lenguas». América Indígena 47/4. Mexico: 1987.
  • Swadesh, Morris. Mapas de clasificación lingüística de México y las Américas. México: UNAM, Cuadernos del Instituto de Historia, Serie Antropológica 8, 1959.
  • Wise, Mary Ruth. «Small language families and isolates in Peru». En: R.M.W. Dixon & Alexandra Y. Aikhenvald (eds.), The Amazonian languages: 307-340. Cambridge: Cambridge University Press, 1999.

domingo, 23 de setiembre de 2007

LA FIEBRE DEL CAUCHO


La Fiebre del caucho (Ciclo da borracha en portugués) constituyó una parte importante de la historia económica y social de Brasil y Perú, también para los países sudamericanos con territorios amazónicos, como Colombia, Ecuador y Bolivia. Esta fiebre está relacionada con la extracción y comercialización del caucho; tuvo como centro a la región amazónica, disparando su proceso colonizador, atrayendo riqueza y causando transformaciones culturales y sociales, además de dar gran impulso a ciudades amazónicas como Iquitos en el Perú, Belém do Pará en Brasil y en especial la ciudad brasileña de Manaus, hasta hoy la principal ciudad amazónica y capital del Estado de Amazonas.

La fiebre del caucho vivió su auge entre 1879 y 1912 experimentando tiempo después, una resurrección entre los años de 1942 y 1945.

El descubrimiento de la vulcanización y de la cámara neumática en la década de los años 1850 dio lugar a una "fiebre extractiva del caucho".

Generalidades sobre el caucho

Se denomina caucho al jugo o látex de una variedad de plantas. Hay diversas variedades de gomas, entre ellas jebe, balata y gutapercha. Los árboles de caucho o Seringueira (en portugués) que proveen esta sustancia son las heveas, el guayule, el ficus elástico, y la castilloa ulei, entre otras.

La primera fábrica de productos de caucho (bandas elásticas y suspensorios) surgió en la capital francesa, París, en el año de 1803. Sin embrago, el caucho todavía presentaba algunas desventajas: con el aumento de la temperatura ambiente, la goma base se volvía más blanda y pegajosa, mientras que con la disminución de esta, la goma se tornaba dura y quebradiza. Fueron los indios centroamericanos los primeros en descubrir y aprovechar las particulares propiedades del caucho natural. Entretanto, fue en la Selva amazónica donde se desarrolló la actividad extractora de caucho a partir del árbol del caucho o seringueira (en portugués), un árbol que pertenece a la familia de las Euphorbiaceae, también conocido como árbol de la fortuna. Del tallo de este árbol es extraído un líquido blanco, llamado látex, compuesto en un 35% de hidrocarburos, destacándose el 2-metil-1,3-butadieno (C5H8), comercialmente conocido como isopreno o monómero de caucho. El látex es una sustancia prácticamente neutra, con un pH de 7,0 a 7,2. Pero cuando se deja expuesta al aire por un periodo de 12 a 24 horas, el pH disminuye a 5,0 y sufre una coagulación espontánea, formando un polímero que es el caucho, representado por la Fórmula química (C5H8)n, donde n es del orden de 10.000 y presenta una masa molecular media de 600.000 a 950.000 g/mol. El caucho, obtenido de esta manera posee una serie de desventajas: la exposición al aire provoca que el líquido extraído se contamine con otros materiales (detritus), lo que lo convierte en una sustancia perecible y pegajosa debido a la acción de la temperatura. Por medio de un proceso industrial, el caucho es tratado y se eliminan del las impurezas; luego se somete a un proceso denominado Vulcanización, que da como resultado la desaparición de las propiedades indeseables del caucho. De esta manera, el caucho se vuelve imperecedero, resistente a los solventes y a las variaciones de temperatura, adquiriendo excelente propiedades mecánicas y perdiendo su carácter pegajoso.

lunes, 3 de setiembre de 2007

LA AMAZONÍA SEDE DEL PRÓXIMO FORO SOCIAL MUNDIAL


Un grupo de organizaciones y movimientos sociales de la región amazónica presentó una propuesta para que la edición 2009 del Foro Social Mundial tenga su sede allí. La ciudad de la región amazónica propuesta como sede es Belém, capital del estado brasileño Pará. Siendo elegida esta ciudad Amazónica como sede por el consejo Internacional del Foro realizada en Berlín.

La candidatura de Belém competía con otras ciudades brasileñas como Puerto Alegre, Curitiba y Salvador y de países como Corea del Sur e Indonesia.

La decisión revela la intención del movimiento social mundial de intervenir con más fuerza en el debate sobre el problema del calentamiento global, dado que la conservación de la Amazonia es uno de los grandes temas en las discusiones sobre el asunto. Además de ver las alternativas sustentables de desarrollo.

La elección de la Amazonía es de especial importancia en este momento, la región amazónica (con 9 países) ha desarrollado una rica experiencia de realización de Foros Pan Amazónicos (3 hasta la fecha) y si bien la sede del foro será la ciudad brasilera de Belém, su carácter será “amazónico”, involucrando a todos los países de la cuenca. La importancia de la región amazónica es crucial en el momento actual para dimensiones tan importantes como la de medio ambiente y ecología, así como por la lucha contra las trasnacionales mineras y petroleras que están provocando tremendos desequilibrios ecológicos y humanos en la región.

Es un territorio de muchas culturas y muchas etnias, con movimientos indígenas importantes, incluyendo las mujeres. Las dimensiones de interculturalidad y de género han sido señaladas como dimensiones fundamentales a ser incorporadas. Quizás uno de los aspectos más interesantes es que se trata de una experiencia pionera, al ser un FSM trans-territorial, dimensión significativa para pensar otros mundos posibles.

Este foro es un nuevo reto para el conjunto de movimientos globales y particularmente para los movimientos latinoamericanos.

domingo, 2 de setiembre de 2007

CAPITÁN FRANCISCO DE ORELLANA, PRIMER NAVEGANTE Y EXPLORADOR EUROPEO DEL AMAZONAS



Como tantos otros a través de la historia, este explorador y conquistador español se dejó encantar por el embrujo de El Dorado, y en su búsqueda de aquella ciudad ideal encontró otro tesoro maravilloso e inconmensurable: El Amazonas. A cientos de años de este recorrido magnífico por el rey de los ríos, vale recordar al primer explorador que lo supo navegar en toda su extensión.

Nacido en Trujillo (los biógrafos aún citas varias fechas de nacimiento, desde 1490 a 1511), Orellana era un íntimo (posiblemente familiar, algunos historiadores hablan de primo) de la familia Pizarro. Viajó a las Indias muy joven (1527), Sus primeros años en el Nuevo Continente transcurrieron por tierras nicaragüenses. En 1533 reforzó el ejército de Pizarro en el Perú, participó en la fundación de Puerto Viejo y sirvió en múltiples campañas, en una de las cuales perdió un ojo.

Durante la guerra civil entre los conquistadores en el Perú, Leal a sus parientes, se alineó con los Pizarro, apoyó la causa pizarrista e intervino junto a ellos durante el asedio de Cuzco entre 1536-1537 y en la batalla de las Salinas frente a Diego de Almagro en 1538, fue enviado por Francisco Pizarro al mando de una columna desde Lima en ayuda de Hernando Pizarro. En 1538 fue nombrado gobernador de la provincia de la Culata, en la costa del actual Ecuador, donde debía reconstruir y repoblar la ciudad de Santiago de Guayaquil, fundada en 1534 por Sebastián de Belalcázar, que había sido destruida por los indios.

En 1539 sumó al cargo de gobernador el de capitán general. Un año después se incorporó a la expedición que el nuevo gobernador de la provincia de Quito, Gonzalo Pizarro, emprendió hacia el Este en busca del país de la Canela y de El Dorado. Orellana se incorporó a la expedición en el valle de Zumaco, próximo a Quito. Las primeras incursiones exploradoras no encontraron las ansiadas riquezas, lo que motivó que Orellana se separase de Pizarro para buscar provisiones. Tras construir un bergantín, Orellana se embarcó con un grupo de expedicionarios el 26 de diciembre de 1541 siguiendo el curso de los ríos Coca y Napo, mientras Pizarro y el resto de la tropa seguía la expedición por vía terrestre. Explorada la zona, Orellana decidió regresar como había acordado con Pizarro, pero sus hombres se lo impidieron y amenazaron con sublevarse.

Siguiendo el gran río

Después de elegirlo su jefe, y tras construir dos nuevos barcos, el San Pedro y el Victoria, Orellana se lanzó a la conquista de nuevas tierras en nombre del rey de España. Entre los tripulantes de la expedición viajaba el dominico fray Gaspar de Carvajal, cuya Relación constituye la crónica del viaje.

En febrero de 1542 alcanzó las caudalosas aguas del Marañón, también conocido con los nombres de Amazonas, Orellana y Bracamoros entre otros. En su avance por el río, llegó en mayo del mismo año a Machifaro, capital del país de los omaguas, al norte de Perú, donde tuvo que hacer frente a los ataques de los nativos. Siguió río abajo y el 23 de mayo descubrió la triple desembocadura del Purús, que llamaron río de la Trinidad. El 3 de junio de 1542 encontró el río Negro y, tras abandonar la desembocadura del Madeira y poco después la del Tapajós, llegó a finales del mes de junio al legendario señorío de las Amazonas, que dio nombre al curso fluvial, el llamado río Grande de las Amazonas. Los expedicionarios prosiguieron el viaje hasta su llegada al Atlántico en agosto del mismo año. Desde allí Orellana se dirigió con sus hombres al golfo de Paria, en tierras venezolanas, y tras una breve estancia en Cubagua y Santo Domingo, partió hacia España para comunicar a la Corona el descubrimiento de estas tierras, que bautizó con el nombre de Nueva Andalucía.

Fue en este viaje en el que el Amazonas adquirió su nombre. Fray Gaspar de Carvajal, cronista de Orellana, escribió que la expedición fue atacada por feroces mujeres guerreras, similares a las amazonas de la mitología griega, pero es muy posible que simplemente luchara contra guerreros indígenas que tenían el pelo largo.

Desde Cubagua, Orellana embarcó hacia España. Sin embargo, tras una travesía difícil, llegó primero a Portugal, donde el rey le ofreció hospitalidad e incluso recibió ofertas para volver al Amazonas con una expedición abundantemente provista bajo bandera portuguesa. El Tratado de Tordesillas había puesto toda la longitud del Amazonas bajo soberanía castellana, mientras que los portugueses consideraban la costa brasileña como de su entera propiedad. Sin embargo, Orellana continuó a Valladolid (mayo de 1543) con la esperanza de alentar las reclamaciones castellanas de toda la cuenca del Amazonas.

Una vez en la corte, y tras nueve meses de negociaciones, Carlos I le nombra gobernador de las tierras que había descubierto, bautizadas como Nueva Andalucía. Las capitulaciones le permitían explorar y colonizar Nueva Andalucía con no menos de 200 soldados de infantería, 100 de caballería y el material para construir dos barcos fluviales. A su llegada al Amazonas, debía construir dos ciudades, una de ellas justo en la boca del río. Sin embargo, los preparativos se alargaron, debido a la falta de fondos. Finalmente, gracias a la financiación de Cosmo de Chávez, padrastro de Orellana, la expedición puede partir, no sin que antes Orellana se case con Ana de Ayala, una joven pobre, a la que pretende llevar en su viaje.

Zarpa de Cádiz, pero es detenido en Sanlúcar, debido a que gran parte de su expedición estaba compuesta por no castellanos. Finalmente, y escondido en uno de sus barcos, zarpa subrepticiamente de Sanlúcar con cuatro barcos. Uno se pierde antes de llegar a las islas Cabo Verde, otro en el curso de la travesía, mientras que otro es abandonado al llegar a la desembocadura del Amazonas. El desembarco se produce poco antes de las navidades de 1545 y Orellana se interna unos quinientos kilómetros en el delta del Amazonas tras construir un barco fluvial. Cincuenta y siete hombres mueren de hambre y el resto acampan en una isla del delta entre indios amistosos. Orellana parte en un bote para encontrar comida y la rama principal del Amazonas. A su regreso, encuentra el campamento desierto, pues los hombres habían construido un segundo bote y partido en busca de Orellana. Finalmente abandonaron y partieron costeando hasta la isla Margarita.

Orellana y su grupo siguieron tratando de localizar el canal principal, pero fueron atacados por indios caribes. Diecisiete murieron a causa de las flechas venenosas y el mismo Orellana murió durante noviembre de 1546.

Algunas crónicas del viaje



La fuente fundamental de la primera expedición fue escrita por fray Gaspar de Carvajal, el capellán que acompañó a Orellana en su exploración del Amazonas. Se trata de "La Relación del nuevo descubrimiento del famoso río Grande que descubrió por muy gran ventura el capitán Francisco de Orellana". Partes de la Relación de Carvajal aparecieron en "La Historia general y natural de las Indias", de Gonzalo Fernández de Oviedo, escrita en 1542, pero no publicada hasta 1855. La reseña de Oviedo es especialmente valiosa porque combina partes de la Relación de Carvajal con entrevistas a Orellana y algunos de sus hombres. La Relación no fue publicada completa hasta 1895 por el erudito chileno José Toribio Medina, como parte de su obra "Descubrimiento del Río de Las Amazonas". Más tarde, en 1934, fue extensamente revisada por H.C. Heaton.

La Relación de fray Gaspar de Carvajal, futuro arzobispo de Lima (y hermano de Francisco de Carvajal, compañero de Pizarro), es la fuente más importante del mito de El Dorado.
Aquí, unos extractos de su relato:
"Habiendo ya pasado 11 días de febrero, se juntaron dos ríos con el río de nuestra navegación. Y eran grandes, en especial el que entra la mano diestra... El cual deshacía y señoreaba todo el otro río y parecía que le consumía sí porque venía... furioso y con... grande avenida...," contó el fraile dominico Gaspar de Carvajal, vicario de Quito y capellán, en "La Relación del nuevo descubrimiento del famoso Río Grande que descubrió por muy gran ventura el Capitán Francisco de Orellana".

Cuando Francisco de Orellana descubrió el Amazonas el 12 de febrero de 1542, tenía 31 años de edad. Había vivido 14 en las Indias desde que abandonó su ciudad natal, Trujillo, en Extremadura, España. Antes de partir desde el río Guayas al País de la Canela y El Dorado, escribió al Rey. Le contó los servicios hechos a su Majestad. Le pidió que le nombrara gobernador de la provincia de Guayaquil:
'Habiéndome hallado en las conquistas de Puerto Viejo y sus términos y haber perdido en ella un ojo. Y asimismo ser notorio el servicio que hice en la dicha villa de Portoviejo en él reparo (curación) de los españoles que a mi casa acudían. Y recogí 80 hombres a mi costa y misión, pagándoles los fletes y otros gastos que debían en la dicha villa, y adeudándome en mucha cantidad y suma de pesos de oro los llevé por tierra, fin dicha jornada hice mucho fruto y gran servicio a la Corona Real. Poblé y fundé en nombre de su Majestad una ciudad, la cual puse por nombre la ciudad de Santiago (Guayaquil), en parte tan fértil y abundosa y ser en comarca que por ella se
sirven y llevan proveimientos a la villa de Quito y Pasto y Popayán... Soy caballero hijo hidalgo y persona de honra'.

Francisco Pizarro había dado a Gonzalo, su hermano más querido, la Gobernación de Quito, puerta de salida para el país de la Canela y El Dorado. Gonzalo soñaba con ese territorio donde había un lago sereno cercado de oro, minerales y piedras preciosas. Gonzalo pidió la ayuda de Orellana, su pariente, y se le adelantó a fines de febrero de 1541 con 220 españoles, varios miles de indios de la Sierra, llamas, caballos, cerdos y perros. Orellana consiguió en Guayaquil 23 soldados y algunos caballos y se le juntó por marzo en el valle de Sumaco. Juntos llegaron al río Coca donde se les acabó la comida. Construyeron un buque de dos palos y una vela cuadrada.

Orellana navegaría río abajo en ese bergantín para buscar provisiones. Gonzalo caminaría por la ribera. Pero llegó un momento en que tuvieron que separarse y Orellana jamás volvió.

Bajó del Coca al Napo y dio con el gran río. El 24 de junio, día de los fuegos de San Juan. Los expedicionarios fueron atacados por indios comandados por amazonas, desnudas, musculosas, blancas, más altas que los indios (en realidad, eran indios de cabellera larga...). Fray Gaspar recibió un flechazo en el costado y horas más tarde en uno de sus ojos. Continuando por el río llamado desde entonces de las Amazonas llegaron al Atlántico en agosto de 1542 y regresaron a España.

Juzgado por abandonar a Pizarro, Orellana convenció a sus jueces de que no había podido regresar por el ímpetu de la corriente. Esperó meses, recibió el título de gobernador de Nueva Andalucía, que así se llamó a las riberas del Amazonas, y con su esposa Ana volvió al río fascinante con la esperanza de surcarlo hasta Coca y retornar a Quito.

Nunca pudo remontar el río y murió a consecuencia de una emboscada de los indios en noviembre de 1546. Este descubridor generoso y apacible, bueno y leal, dinámico y perseverante, lleno de fe en su destino unió con su hazaña el Pacífico Guayaquil, sus ríos navegables, las cordilleras andinas, los valles serranos, el pie de monte oriental, la selva y el gran río con el Atlántico.

viernes, 13 de julio de 2007

La Cultura Chachapoyas (Amazonía Peruana)


Chachapoyas zona de influencia de los hombres de la famosa cultura Sachapuyas (sacha: monte, y puya: neblina), creadores de la imponente ciudadela de Cuélap, El gran Pajatén y otras ciudades que conforman una gran confederación de pequeños reinos antes de los incas.

Los Chachapoyas estaban integrados por diversos grupos étnicos afines, así como también por distintas modalidades lingüísticas, emparentadas probablemente entre sí pero diferentes al quechua. Hay quienes como Bandelier (1907,1940) y Middenfordf (1893.95) subrayan la presencia de ingredientes lingüísticos de procedencia colla o aimara en las modalidades del idioma hablado en la región de los Chachapoyas.

Según Kauffman Doig, la cultura Chachapoyas tuvo sus inicios en la Etapa 7, aproximadamente en el siglo VIII de nuestra era, y menciona que debió alcanzar su florecimiento apartir del año 1000 después de cristo y se prolongo hasta la llegada de los españoles al Perú.

Con anterioridad a los Chachapoyas, por lo menos desde hace más de 7,000 años, su territorio era ya recorrido por el hombre como lo atestigua la presencia de testimonios rupestres (Bueno y Lozano 1982; Gamonal 1981; Miasta 1979), de la cual según Kauffman esta expresión artística continúo ejercitándose aún en tiempos del Incario.

También se cuenta con testimonios preChachapoyas correspondientes a los tiempos del florecimiento de la etapa primera de la civilización ancestral peruana, un ejemplo de ello, se expresan en la cerámica de Bagua analizada por Ruth Shady (1971), así como también a través de grandes monolitos con reminiscencias Chavín y otro cercano a los de Kunturwasi (Gamonal 1982, 1983; Kauffman y Gamonal 1989).

Chachapoyas zona de influencia de los hombres de la famosa cultura Sachapuyas (sacha: monte, y puya: neblina), creadores de la imponente cuidadela de Kuélap, El gran Pajatén y otras ciudades que conforman una gran confederación de pequeños reinos antes de los incas.

Los Chachapoyas estaban integrados por diversos grupos étnicos afines, así como también por distintas modalidades lingüísticas, emparentadas probablemente entre sí pero diferentes al quechua. Hay quienes como Bandelier (1907,1940) y Middenfordf (1893.95) subrayan la presencia de ingredientes lingüísticos de procedencia colla o aimara en las modalidades del idioma hablado en la región de los Chachapoyas.

Según Kauffman Doig, la cultura Chachapoyas tuvo sus inicios en la Etapa 7, aproximadamente en el siglo VIII de nuestra era, y menciona que debió alcanzar su florecimiento apartir del año 1000 después de cristo y se prolongo hasta la llegada de los españoles al Perú.

Los arqueólogos Henry y Paule Reichlen (Reichlen y Reichlen 1950) propusieron dividir en tres periodos el proceso arqueológico de la cultura Chachapoyas: Cuélap, Chipuric y Revash.

Con anterioridad a los Chachapoyas, por lo menos desde hace más de 7,000 años, su territorio era ya recorrido por el hombre como lo atestigua la presencia de testimonios rupestres (Bueno y Lozano 1982; Gamonal 1981; Miasta 1979), de la cual según Kauffman esta expresión artística continúo ejercitándose aún en tiempos del Incario.

También se cuenta con testimonios preChachapoyas correspondientes a los tiempos del florecimiento de la etapa primera de la civilización ancestral peruana, un ejemplo de ello, se expresan en la cerámica de Bagua analizada por Ruth Said (1971), así como también a través de grandes monolitos con reminiscencias Chavín y otro cercano a los de Kunturwasi (Gamonal 1982, 1983; Kauffman y Gamonal 1989).

Testimonios culturales

Son diversos investigadores, que han estudiado la arquitectura Chachapoyas. Uno de los grandes exponentes son los conjuntos arquitectónicos de Cuélap (Narváez 1996-97), Olán, Yálape, Purunllacta, (rebautizado por Savoy como "Gran Vilaya"), Pajatén (Bonavia 1968, Kauffmann Doig 1980, 1984,2000). Cuélap, se extiende por 600 metros en su eje longitudinal, está conformado por una plataforma construida sobre la cima de una elevada montaña. Los muros que la sostienen, levantados con piedras uniformes y careadas, se elevan hasta por 19 metros. La arquitectura Chachapoyas se caracteriza también, por exhibir dos formas de patrones funerarios: el mausoleo y el sarcófago, sepulcro unipersonal de aspecto humano (Langlois 1939, Kauffman 1996).

En cuanto a la cerámica, la de los Chachapoyas es tosca tanto en lo que se refiere a su factura como a su decoración. Los elementos decorativos están prácticamente limitados a motivos acordonados o "achurados". Meter Lerma (1986) propone que éstos son de origen amazónico. En todo caso, éste sería el único patrón procedente de la Amazonía ya que, de acuerdo a las constataciones de Kauffman Doig (1996), los Chachapoyas se enraízan en la tradición andina. Dicho investigador menciona, que en el territorio Chachapoyas aparece disperso un tipo de cerámica negra, bien alisada y afiliada al parecer a la alfarería Chimú. Y menciona que de no ser así, debió ser introducida de la costa norte por trueque o por medio de otro conducto. Del área de los Chachapoyas proceden, asimismo, recipientes de cerámica Cajamarca y aun de estilo Chancay. Arturo Ruiz Estrada (1972) elaboró una seriación de la cerámica Chachapoyas basada en un muestrario que reunió en Cuélap.

Queros o vasos ceremoniales de madera, al igual que quipus, son por su parte muestras de la presencia incaica en territorio de los Chachapoyas. Ésta queda igualmente atestiguada por las ruinas de discutida factura Inca de Cochabamba (Schjellerup 1984), y asimismo por testimonios de cerámica Inca imperial e Inca provincial como los ubicados en Pajatén y en otros sitios Chachapoyas de la cuenca del Utcubamba (Kauffman Doig 1996).

Estudios e Investigaciones

Los arqueólogos Henry y Paule Reichlen (Reichlen y Reichlen 1950) propusieron dividir en tres periodos el proceso arqueológico de la cultura Chachapoyas: Cuélap, Chipuric y Revash. Entre otros estudios tenemos el de Ruth Shady (1971), Ya mencionado líneas anteriores, que analizó cerámica procedente de Bagua, también tenemos estudios de Ruíz Estrada (1972), quién analizó la cerámica procedente de Cuélap, que es lo que voy a explicar a continuación:

Ruíz Estrada, realizó excavaciones en el fundo Cuélap, así como el estudio de la alfarería encontrada, le permitieron establecer un secuencia de cronología relativa es que la cerámica más antigua sería la fase Cancharín, que corresponde al periodo Intermedio Temprano; le sigue la fase Pumahuanchina, que corresponde al Horizonte Medio, continúa la fase Cuelap, situada entre el Horizonte Medio y el Periodo Intermedio Tardío mismo, finalmente figura la fase Cuelap Inca en la cual se dan las manifestaciones Cuelap asociadas a la alfarería Inca.

En la fase Cancharín puede distinguirse principalmente por la presencia de alfarería tipo Cuelap Pulido y Cuelap Alisado Estriado, que sirven como tipos diagnósticos. La fase

Pumahuanchina es diferenciable fundamentalmente por la aparición de la cerámica Cuelap Pintado Pulido, asociada a alfarería Cajamarca III. La fase Cuelap, se distingue primordialmente por la presencia de los tipos cerámicos Culpa Pintado Alisado A, B y C. En la última fase de la secuencia, Cuelap Inca, continúan los tipos de Cuelap, pero aparece como novedad el tipo Cuelap Pintado Aplicado y alfarería típicamente incaica.

Ruíz, ante su secuencia planteada, llega a la conclusión, de que antes que se construyera la llamada Fortaleza de Cuelap hubieron grupos humanos establecidos en el mismo lugar, y probablemente la construcción de los edificios que hoy se observan corresponde a la fase Cuelap, dada la asociación de los tipos alfareros de esta fase con las edificaciones del lugar.

El aporte de Ruíz, es que fue quién por primera vez realizó un estudio arqueológico en Cuelap al cual le asignó sus secuencias estilísticas en base a cerámica.

Estudió los tipos alfareros con todos sus rasgos y asociaciones. Y llega a la conclusión que hay difusión de elementos cerámicos de Cajamarca a Cuelap, área que tuvo influencia ostensible en el desarrollo alfarero desde la fase Pumahuanchina. Según Ruíz hay otro caso, y lo constituyó la alfarería Huari.

Entre otros estudios e investigaciones, tenemos a Abel Ocampo (1982), realizó un estudio descriptivo de Chivane, monumento situado en territorio Chachapoyas pero levantado con anterioridad a la cultura de este nombre; corresponde a tiempos de las expresiones tempranas o formativas de la civilización del Perú, según Kauffman Doig.

Cochabamba conforma otro polo: este importante centro administrativo construido durante el Incario fue visitado por Julio César Tello y ha sido descrito por Inge Schjellerup (1984). Sobre las ruinas del Pajatén hay un estudio descriptivo publicado por Duccio Bonavia (1968). Por su parte, Keith Mascutt (1998) tanto como Federico Kauffman Doig (1996), son autores de estudios de conjunto sobre la cultura Chachapoyas.

Cuélap: Ha recibido estudios de Louis Langlois (en los años treinta), Ruiz Estrada, así como también de Federico Kauffman, entre otros ya mencionados líneas anteriores.

Cuélap, se eleva a la margen izquierda del Utcubamba, y está conformada por una enorme plataforma que corona la cresta de un cerro calcáreo conocido como la Barreta. Algunos de sus recintos ostentan decoración en sus muros, en forma de frisos que expone motivos simbólicos. De entre los numerosos recintos destacan tres estructuras: El Tintero, La Atalaya y El Castillo. Cuélap posee construcciones circulares levantadas sobre terraplén embaldosado, utilizando piedras canteadas regulares y empleo de decoración mural.

Hasta el momento no se ha podido precisar en qué momento de su desarrollo los Chachapoyas levantaron Cuélap. Pero algunos investigadores como Kauffman (1996), le otorgan la fecha de 1000 de la era cristiana.

Pajatén: Recibió estudios importantes de Bonavía (1968), también de G. Savoy en la década del setenta.

Las ruinas del Pajatén, ofrece dos aspectos importantes para su estudio: uno se refiere a sus peculiaridades arquitectónicas, el otro al mundo de sus iconografías. Tiene construcciones circulares a modo de "torreones", en distintos niveles pero a escasa distancia.

Según Bonavía (1968), los 16 torreones se extienden sobre una superficie algo mayor a una hectárea, correspondiente a la zona deforestada por la Expedición de 1966. Se distingue plazoletas embolsadas, dos de ellas con una Huanta, así como escalinatas que conducen a un segundo piso. Bonavía menciona que los techos habrían sido cónicos, aunque según Kauffman (1996), hay que tomar en cuenta que el tipo de techo usado en las construcciones emparentadas técnicamente, de Los Pinchudos, es casi plano, logrado en piedras lajas que se proyectan hacia el interior y exterior, en arco falso.

En cuanto a los motivos iconográficos, se presentan relieves altos y planos (figuras), recurriendo para ello a la técnica de expresar las líneas haciendo sobresalir piedras constructivas del aparejo. Hay diseños geométricos, fundamentalmente grecas. Hay cabezas de figuras antropomorfas. Se presenta decoración en los pisos de recintos, en algunos casos.

Según Kauffman Doig, la iconografía en Pajatén, se divide en tres categorías:

● Categoría primera: Motivos biomorfos (antropomorfos y zoomorfos). Con líneas esquemáticas y angulosas. Los personajes aparecen sentados de frente, con las piernas flexionadas y abiertas. Figuran seres sobrenaturales de sexo femenino con vientre abultado.

● Categoría segunda: Motivos geométricos. Sobresalen grecas y motivos escalonados y horizontales.

● Categoría tercera: Motivos semiabstractos. Figuras estrelladas, geométricas y convencionales, presentes en edificios.

Entre otros sitios arqueológicos de la Cultura Chachapoyas, son: Olán, Condón, Yalap, Purun Llacta, entre otros.

Con referencia a los patrones funerarios, Kauffman hace referencia a dos patrones funerarios, para personas ilustres: el mausoleo (pucullo o Chullpa), y el sarcófago o purun-machu. Es en Carajía, donde se ubican los sarcófagos Chachapoyas de mayor prestancia. Dichos sarcófagos están emplazados en lo alto de una pared rocosa que cae verticalmente.

Los sarcófagos de los Chachapoyas: Según Kauffman Doig, están constituidos por una cápsula de arcilla que alberga una momia en cuclillas, envuelta en telas y sentada sobre el pellejo. Diversos objetos tales como recipientes de cerámica y utensilios empleados en el arte textil aparecen rodeando al difunto, momificado. Según Kauffman las cápsulas funerarias Chachapoyas no abundan en ofrendas, como sí sucede en las sepulturas cordilleranas y costeñas, algo que está en contradicción con el carácter monumental y suntuoso del sarcófago. El material utilizado en la fabricación del sarcófago fue fundamentalmente la arcilla de tonalidad crema.

Según Kauffman Doig (1989), la diversidad de formas que presentan los sarcófagos Chachapoyas, incluyendo su tamaño, podría explicarse como surgida en la intención de destacar grados jerárquicos. Y menciona que aparte de ostentar rasgos humanos los sarcófagos, aparenta al mismo tiempo el contorno de un falo. Y la condición ambivalente, que presentan los sarcófagos conspicuos, recuerda la que puede observarse también en los monolitos de Recuay, de Aija, de la Merced, así como también en los cuchimilcos de Chancay que evocan una figura humana que al mismo tiempo descubre ser un falo expuesto. Y es por este motivo que Kauffman llega a la conclusión, que el sarcófago Chachapoyas del tipo conspicuo imitaba, grosso modo, el aspecto que corresponde al fardo funerario andino.

A parte de losa sarcófagos de Carajía, en el cual el Grupo 1, es el más encumbrado que se conoce, los integraban originalmente ocho sarcófagos, en los cuales todos iban pintados, con motivos a base de líneas trazadas en dos tonos de rojo. Los sarcófagos del Grupo 1 de Crujía rematan en su sección superior en una punta, presente sobre la cabeza-mascarón. Hay otros sarcófagos: de Solmal, Yambata, Chipuric, Liej, San Antonio, Tingorbamba, entre otros.

Los Mausoleos de los Chachapoyas: Los mausoleos Chachapoyas, podrían haber surgido como modalidades del patrón chullpa o pucullo. Al respecto se tiene estudios por Charles Wiener (1884), posteriormente los arqueólogos Henry y Paule Reichlen (1950) analizaron el contenido de uno de los mausoleos vistos por Wiener, y retiraron los escombros del techo de uno de ellos que se había desplomado. Kauffman Doig (1989,1993), logró identificar y analizar, diversos mausoleos: Tingomarca, Ochín, Peña de Tuente, Guanglic, La Petaca, y tros más allá de la cuenca del Utcubamba como Pumanche (Uchumarca), Los Pinchudos (Pajatén), y posteriormente, en 1997, el Grupo 1 de la Laguna de las Momias.

Los mausoleos Chachapoyas consisten en cámaras sepulcrales construidas de piedra. Sus paredes eran revocadas, y en otros casos pintadas con figuras mágico-religiosas, o también decoradas con representaciones mágico-religiosas utilizando parte del mismo material constructivo de los muros: haciendo sobresalir de la superficie del muro algunas piedras a fin de formar figuras.

Uno de los mausoleos más representativos de la cultura Chachapoyas, es Los Pinchudos o Los Pucullos, que se ubican cerca de las ruinas de Pajatén. Cinco son los mausoleos que conforman el grupo de el grupo de Los Pinchudos, más dos que se presentan en dirección oeste del citado conjunto. Se tratan de construcciones de planta rectangular así como también en media luna, levantadas con muros de piedra, y alcanzan una altura hasta más de 4m de alto y 2 a 3 m de diámetro. Otros mausoleos, son: Revash, Ochín, Tingorbamba, Liej, Peña de Tuente, Pumanche, etc.

Kauffman Doig (1996,1997), menciona que los Chachapoyas fueron eximios tejedores, y que decoraban mates con figuras pirograbadas, tallaban la piedra y la madera, y dejaron pintura mural.

viernes, 6 de julio de 2007

ARQUEOLOGÍA – AMAZONIA COLOMBIANA


La Amazonía colombiana fue habitada por poblaciones humanas desde hace más de diez mil años. Antes de la conquista ibérica, en toda esta región había ya numerosos asentamientos adaptados al medio y con capacidad para manejar exitosamente sistemas de producción, reproducción de ambientes y ecosistemas, formas de organización social, complejas estructuras de pensamiento y de conocimientos, basados en una filosofía de respeto por la naturaleza y por la esencia humana.

Aunque actualmente es imposible cualquier presentación global de la arqueología amazónica colombiana, por la insuficiencia de investigaciones en tal campo, se puede construir un marco hipotético de sistemas poblacionales en la región. Complementando los datos de las investigaciones arqueológicas realizadas en la amazonía (del Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) con inferencias etnográficas contemporáneas, se puede visualizar tentativamente el proceso de poblamiento y desarrollo regional en los territorios amazónicos de nuestro país.

Puesto que en Colombia aparecen huellas que indican la presencia de cazadores y recolectores en el Abra (departamento de Cundinamarca) hacia el año 10.450 A.C., es de suponer que la Amazonía también estuviera siendo poblada por grupos humanos durante el período Paleoindio. Se acepta la hipótesis según la cual el poblamiento inicial del continente americano lo hicieron, hace unos 40 milenios, grupos asiáticos que procedían de Siberia. Hace algunos miles de años se habría producido también una ola de población a Suramérica, proveniente del sudeste asiático.

En la cuenca Amazónica se desarrollaron desde hace miles de años, complejas culturas aborígenes. La región fue ocupada inicialmente por grupos de cazadores-recolectores.

La Amazonía aportó un contingente muy importante de plantas domésticas a la humanidad como: la yuca brava y dulce, el cacao, la coca, el yopo, la piña, el achiote y el chontaduro.

Los arqueólogos han encontrado numerosos yacimientos en las cercanías del río Amazonas que ponen en evidencia la existencia de grandes poblados. Los materiales arqueológicos de la localidad de la Pedrera tienen semejanza con restos cerámicos hallados en el bajo Caquetá, los cuales están incluidos en la llamada Fase yapurá con figuras en su mayoría zoomorfas (patos, murciélagos, etc.).

El trayecto entre Araracuara y la Pedrera se encuentra salpicado de piedras donde los nativos grabaron numerosas figuras. Entre los motivos rupestres sobresalen rostros humanos que transforman su expresión a lo largo del río. Se encuentran también numerosas representaciones de animales y símbolos abstractos. Algunos de estos motivos parecen tener relación con tradiciones orales de los huitotos. Según los indígenas andoques, los petroglifos fueron elaborados por una generación de gigantes que antecedió a la humanidad actual; estos ascendieron al río Caquetá penetrando también en algunos de sus principales afluentes.



La ribera colombiana del río Amazonas, estuvo habitada en el siglo XIV por la cultura Omagua. Cerca de Leticia estaba localizada la provincia Aparía el Grande, una de las más destacadas de la Región.

Uno de los sitios más ricos en historia se encuentra en la localidad de Araracuara, asiento de antiquísimas culturas que dejaron numerosos testimonios de su actividad. Se sabe que la zona fue ocupada desde hace 10.000 años, en la ribera izquierda desde la tienda flotante de Santanilla hasta el pie de la cueva de los Guácharos, ya dentro del Cañón de Araracuara.

En este trayecto se pueden inventariar y fotografiar infinidad de petroglifos durante los meses de diciembre a marzo. Desde la entrada al cañón, en Puerto Arturo, se encuentran también bellos grabados. La observación se complementa atravesando el río y examinando la Piedra de los Andoques, famosa en la región.

Las obras más espectaculares se encuentran en la raudalera Guaimaraya a 80 Km. por río desde Araracuara donde se encuentran algunos grabados con tradiciones místicas, especialmente las referidas al origen de la humanidad a partir de la Serpiente Ancestral.

Etapa de formación:

Desde comienzos de nuestra era, la región amazónica se encontraba densamente poblada por grandes concentraciones humanas. Estas poblaciones utilizaban estacionalmente varios ecosistemas al tiempo, complementando la caza ocasional y la recolección con productos de la agricultura y recursos de la pesca. Se podría suponer que fueron abundantes los cultivos de maíz en algunas tierras ribereñas de los ríos Caquetá y Putumayo y que la yuca fue la base de la subsistencia en las áreas aledañas.

Los omagua, que ocuparon las riberas de medio río Amazonas practicaban la horticultura y la agricultura (maíz), así como la pesca y caza acuática que en las tierras que se inundaban anualmente. La caza no solamente era una actividad para la subsistencia sino una confrontación espiritual.

Sociedad:

Es posible que las sociedades indígenas que vivían en las riberas de grandes ríos navegables hayan desarrollado desde los siglos A.C. un tipo de organización de cacicazgo máximo o complejo basado en el modo de producción maloquero. La organización de conjuntos residenciales en torno a una maloca principal, con funciones administrativas y ceremoniales (rituales) ha sido una rasgo común de gran parte de las sociedades amazónicas.

Los estilos de vivienda, cerámica, cestería, entre otros, se tornaron igualmente en signos que distinguían los linajes, clanes, unidades maloqueras y etnias.

La pintura, los adornos corporales y la vestimenta indicaban la identidad de las etnias.


Cultura material:


En la amazonía se tienen fechas tardías sobre la actividad cerámica, casi dos milenios después de las fechas más antiguas conocidas para la cerámica americana. No se dispone aún de datos provenientes de excavaciones arqueológicas que investiguen la fase Lítica Paleoindia y las fases de cerámica temprana. Los resultados de las investigaciones realizadas hasta ahora relacionan tradiciones alfareras desde el siglo I A.C. para el área de Araracuara y desde el siglo VI D.C. para el área de la Pedrera, ambas a orillas del Caquetá – Yapurá.

La metalurgia del oro y de otros metales preciosos tuvo su desarrollo en la amazonía (Guainia y Vaupés) desde tiempos precolombinos.

Publicado por la pagina web del Sistema Nacional de Información Cultural (SINIC) del Ministerio de Cultura del hermana República de Colombia. (http://www.sinic.gov.co/SINIC/)

miércoles, 4 de julio de 2007

LLANOS DE MOXOS DESCIFRANDO SUS MISTERIOS (AMAZONÍA BOLIVIANA)



Las excavaciones arqueológicas en los montículos o ‘lomas’ en las cercanías del pueblo de Casarabe, en Beni, dan nuevas ‘luces’ sobre la cultura que los habitó. Se recuperaron más de 50.000 fragmentos de piezas cerámicas, se encontraron tumbas. La de un posible chamán es la más llamativa. Los descubrimientos replantean muchas hipótesis. La investigación en la región inicia una nueva etapa a partir de lo encontrado.

Durante muchos años, las investigaciones arqueológicas de las culturas andinas fueron como una gran montaña que ensombreció los trabajos realizados en la Amazonia boliviana y en especial la de los extensos Llanos de Moxos en Beni. Esta gran montaña, muchas veces elevada sobre la base de prejuicios y falta de información, fue contrarrestada por investigadores que a lo largo del siglo XX trataron de demostrar que esa región, en especial los montículos o lomas, guardaban un rico legado cultural, no menos importante que el de otras partes del país. Sin embargo, aún hoy son muy pocos los análisis científicos que han aclarado la función que estas estructuras artificiales tenían para la sociedad o sociedades que las habitaron y han seguido generando innumerables especulaciones. Buena parte de esas lomas sufrió la erosión, fueron usadas para la agricultura y han sido víctimas del saqueo ilegal.

Uno de los intentos por sacar de las sombras el misterio que esconden los Llanos de Moxos es el proyecto Lomas de Casarabe, que a principios de mes concluyó las excavaciones en uno de los montículos cercanos al pueblo del mismo nombre y que, entre otras cosas, ha desvelado que hubo presencia humana en un periodo de 1.000 años, rescató valiosos fragmentos de piezas cerámicas y realizó las primeras excavaciones científicas de entierros humanos.

La población de Casarabe se encuentra a 50 kilómetros al este de la ciudad de Trinidad. En territorios aledaños se levantan montículos prehispánicos que llegan a medir más de 20 metros de alto. En dos de ellos, Loma Mendoza y Loma Salvatierra ha trabajado el proyecto integrado por investigadores del Instituto Alemán de Arqueología y de la Unidad Nacional de Arqueología de Bolivia.

En 1999 iniciaron el recojo de materiales en la Loma Mendoza (5 metros de alto) o Cortada, como también es conocida, ya que fue en parte destruida en la construcción de la carretera entre Santa Cruz y Trinidad. La búsqueda de datos se realizó por cuatro años hasta que decidieron iniciar excavaciones en la Loma Salvatierra (8 metros de alto), donde trabajaron durante otros tres.

El primer paso era demostrar que las lomas estudiadas no fueron formadas por procesos naturales, como es la hipótesis de los arqueólogos Bernardo Dougherty y Horacio Calandra que cuestionaron el carácter artificial de las lomas de Beni después de sus investigaciones en los años 80. "Comprobamos que las cerámicas, huesos humanos, de animales y de la misma basura eran producto de asentamientos humanos de entre el 400 al 1.400 después de Cristo y que se construyeron plataformas superpuestas a lo largo del tiempo. En el caso de la Loma Salvatierra, por ejemplo, el sector habitacional se encuentra sobre una terraza que está en el centro del sitio y hay otra parte que ha servido casi exclusivamente como cementerio", explica el arqueólogo alemán Heiko Prümers, director del proyecto.

Una de las novedades de estas excavaciones fue encontrar cerámica muy diferente a las halladas en regiones como Bella Vista y San Ignacio, lo que para los especialistas del proyecto los anima a sostener la idea de que la región no tenía una unidad cultural y más bien que cohabitaron varias en la región y en la misma época. "La diversidad cultural parece ser una de las características de lo que hoy llamamos Moxos, porque hay diferencias marcadas que se reflejan no sólo en la variedad de cerámica, sino también en la existencia de Lomas grandes en una zona, mientras que en otra prevalecen los camellones o los terraplenes. Tal vez muchos han creído que por ser una planicie grande y al tener un río como el Mamoré que la cruza por el medio, eran una sola cultura ", opina Prümers.

Los llanos de Moxos se caracterizan por pastizales y sabanas de monte bajo, los que cubren gran parte de su territorio y en menor cantidad tiene montes, lagunas y ríos. Las lomas artificiales son parte inseparable de su paisaje. El primero en investigarlas científicamente fue el noruego Erland Nordenskiöld que a principios del siglo XX realizó excavaciones en las lomas Hernmarck, Velarde y Masicito. En ellas encontró cerámicas que tenían vinculaciones estilísticas con otras culturas amazónicas. Otro gran difusor de la riqueza cultural de la zona fue el ingeniero estadounidense Keenneth Lee, que vivió en Beni hasta fines de los 90 y que creía que los antiguos mojeños eran pueblos que habían sabido controlar las épocas de sequía y de inundaciones gracias a sistemas hidráulicos en los que estaban involucrados las lomas, terraplenes y camellones. Lee también consideraba que en el territorio beniano existían 20 mil lomas de diversos tamaños. Una cifra que no se ha confirmado, y que para algunos científicos parece exagerada.

Otro de los aportes de las investigaciones en la Loma Salvatierra es que existe un terraplén poligonal que rodea el sitio encerrando una superficie de aproximadamente 20 hectáreas que fueron descubiertas a través de imágenes satelitales y trabajo de campo que estuvo a cargo de Umberto Lombardo. "Por lo que hemos visto la loma no es sólo el montículo, sino un complejo estructural que incluye cañadas, sistemas de canales y un terraplén poligonal. Además de un evidente contacto y comunicación entre las lomas de la zona", explica el investigador. La codirectora del proyecto es la boliviana Carla Jaimes, que estuvo encargada de analizar los artefactos cerámicos que fueron recuperados. Hasta el final de la excavación se registraron más de 50 mil fragmentos de piezas, que la arqueóloga junto a un grupo de siete ayudantes se encargó de clasificar. Jaimes comenta que pudieron encontrar seis fases cronológicas de las cerámicas. Es decir que de los 1.000 años de ocupación se puede apreciar cómo han ido cambiado de forma y de características en las sucesivas ocupaciones que tuvo la loma. Pero, según la investigadora, la cerámica no era el material más importante, "seguramente tenían hermosos objetos hechos de maderas, de frutos y otros elementos orgánicos. Estando en el trópico es lógico que ellos hayan trabajado con maderas de bibosi, mara, chonta y hubieran tenido cestería junto a tejidos, porque hemos encontrado ruecas cerámicas, que es una prueba de que hilaban. Es decir que tal vez la usaban para guardar cosas líquidas o para cocinar", dice Jaimes, que agrega que se encontraron también estatuillas de muñecas o "figurinas", que por el contexto donde se las halló tenían una función doméstica y no de divinidad como en un principio se creyó.

Jaimes indica que la cerámica de la Amazonia tiene las características de inciso punteada. Es decir que son técnicas en la que cuando la cerámica está secando se le realiza incisiones con algún objeto puntiagudo y se le dibujan triángulos, líneas y otras figuras. Punteada es cuando se han utilizado los dedos u otro material para hacer puntos alrededor de la vasija. Los preconceptos han metido en la misma bolsa a la cerámica inciso punteada de la Amazonia, sin embargo dentro de esa técnica se ha demostrado que existe una gran cantidad de variantes y las de Moxos no son la excepción. Las que se encontraron en Loma Mendoza y Salvatierra son similares, pero son muy diferentes a las que se han recuperado en otras zonas, por lo que para la arqueóloga no se podría hablar de una sola cultura en la región sino de muchas.

El proyecto Lomas de Casarabe desenterró cerca de 80 esqueletos humanos. Lo curioso es que los cuerpos fueron sepultados en posiciones diferentes y el único patrón común que se encontró fue la orientación que se les dio a las tumbas que estaban en dirección norte sur. Lo más llamativo fue el descubrimiento de un esqueleto que al parecer pertenecía a una figura importante dentro de la sociedad en la que vivió. Eso lo han reconocido a través de los adornos que llevaba cuando fue enterrado. El esqueleto fue llevado a Alemania para su estudio y se ha podido comprobar que tenía entre 35 a 40 años. Cargaba collares de cuentas, colmillos de tigre y otros elementos que Prümers halló muy parecidos a los de una foto de los años 30 de un chamán ecuatoriano. Lo cierto es el cuerpo aún está en estudio y esperan que aporte nuevos datos.

El arqueólogo alemán dice que el próximo año regresarán para realizar un último análisis y luego preparar la publicación de sus resultados. Aclaró también que éste es sólo uno de los primeros pasos para conocer las culturas que poblaron Moxos y aún hay muchas lomas por estudiar. Otros grupos de arqueólogos tendrán la misión de seguir el camino iniciado por el proyecto Lomas de Casarabe.

El trabajo de campo y otros datos

El proyecto trabajó en los últimos años en la Loma Salvatierra en épocas secas. Fueron tres meses continuos de excavaciones. Las piezas encontradas luego eran lavadas con agua y cepillos. Los fragmentos de cerámica eran clasificados, dibujados, fotografíados y si estaban todas sus partes se restauraban.

- La cerámica recuperada es entregada al Museo Etnoarqueológico de Beni Kenneth Lee.

- Se encontraron tres flautas de cinco huecos hechas de huesos de animales. Dos estaban en un entierro y la otra en otro contexto.

- Los restos de animales y parte de la basura también es analizada , porque dan pautas del clima y características de cada periodo.

- En el cuerpo del posible ‘chamán’ se encontraron pequeñas piezas de cobre. Un material que no se encuentra en la región. Estos materiales aún se están analizando.

- La distribución histórica de los hablantes de Arawak tiene muchas coincidencias con las culturas de las lomas arqueológicas. Estudios más recientes demuestran que la distribución de lomas y camellones prehispánicos también tiene elementos en común con grupos que no son Arawak, como los Pano, Tupi- Guaraní y grupos sin clasificación, indica el investigador Clarck Erickson.

Articulo de Ricardo Herrera F. /De El Deber El Extra para la revista ¡OH!, del día domingo 29 de Octubre del 2006. /Fotos Instituto Alemán de Arqueología.