Chachapoyas zona de influencia de los hombres de la famosa cultura Sachapuyas (sacha: monte, y puya: neblina), creadores de la imponente ciudadela de Cuélap, El gran Pajatén y otras ciudades que conforman una gran confederación de pequeños reinos antes de los incas.
Los Chachapoyas estaban integrados por diversos grupos étnicos afines, así como también por distintas modalidades lingüísticas, emparentadas probablemente entre sí pero diferentes al quechua. Hay quienes como Bandelier (1907,1940) y Middenfordf (1893.95) subrayan la presencia de ingredientes lingüísticos de procedencia colla o aimara en las modalidades del idioma hablado en la región de los Chachapoyas.
Según Kauffman Doig, la cultura Chachapoyas tuvo sus inicios en
Con anterioridad a los Chachapoyas, por lo menos desde hace más de 7,000 años, su territorio era ya recorrido por el hombre como lo atestigua la presencia de testimonios rupestres (Bueno y Lozano 1982; Gamonal 1981; Miasta 1979), de la cual según Kauffman esta expresión artística continúo ejercitándose aún en tiempos del Incario.
También se cuenta con testimonios preChachapoyas correspondientes a los tiempos del florecimiento de la etapa primera de la civilización ancestral peruana, un ejemplo de ello, se expresan en la cerámica de Bagua analizada por Ruth Shady (1971), así como también a través de grandes monolitos con reminiscencias Chavín y otro cercano a los de Kunturwasi (Gamonal 1982, 1983; Kauffman y Gamonal 1989).
Chachapoyas zona de influencia de los hombres de la famosa cultura Sachapuyas (sacha: monte, y puya: neblina), creadores de la imponente cuidadela de Kuélap, El gran Pajatén y otras ciudades que conforman una gran confederación de pequeños reinos antes de los incas.
Los Chachapoyas estaban integrados por diversos grupos étnicos afines, así como también por distintas modalidades lingüísticas, emparentadas probablemente entre sí pero diferentes al quechua. Hay quienes como Bandelier (1907,1940) y Middenfordf (1893.95) subrayan la presencia de ingredientes lingüísticos de procedencia colla o aimara en las modalidades del idioma hablado en la región de los Chachapoyas.
Según Kauffman Doig, la cultura Chachapoyas tuvo sus inicios en
Los arqueólogos Henry y Paule Reichlen (Reichlen y Reichlen 1950) propusieron dividir en tres periodos el proceso arqueológico de la cultura Chachapoyas: Cuélap, Chipuric y Revash.
Con anterioridad a los Chachapoyas, por lo menos desde hace más de 7,000 años, su territorio era ya recorrido por el hombre como lo atestigua la presencia de testimonios rupestres (Bueno y Lozano 1982; Gamonal 1981; Miasta 1979), de la cual según Kauffman esta expresión artística continúo ejercitándose aún en tiempos del Incario.
También se cuenta con testimonios preChachapoyas correspondientes a los tiempos del florecimiento de la etapa primera de la civilización ancestral peruana, un ejemplo de ello, se expresan en la cerámica de Bagua analizada por Ruth Said (1971), así como también a través de grandes monolitos con reminiscencias Chavín y otro cercano a los de Kunturwasi (Gamonal 1982, 1983; Kauffman y Gamonal 1989).
Son diversos investigadores, que han estudiado la arquitectura Chachapoyas. Uno de los grandes exponentes son los conjuntos arquitectónicos de Cuélap (Narváez 1996-97), Olán, Yálape, Purunllacta, (rebautizado por Savoy como "Gran Vilaya"), Pajatén (Bonavia 1968, Kauffmann Doig 1980, 1984,2000). Cuélap, se extiende por
En cuanto a la cerámica, la de los Chachapoyas es tosca tanto en lo que se refiere a su factura como a su decoración. Los elementos decorativos están prácticamente limitados a motivos acordonados o "achurados". Meter Lerma (1986) propone que éstos son de origen amazónico. En todo caso, éste sería el único patrón procedente de
Queros o vasos ceremoniales de madera, al igual que quipus, son por su parte muestras de la presencia incaica en territorio de los Chachapoyas. Ésta queda igualmente atestiguada por las ruinas de discutida factura Inca de Cochabamba (Schjellerup 1984), y asimismo por testimonios de cerámica Inca imperial e Inca provincial como los ubicados en Pajatén y en otros sitios Chachapoyas de la cuenca del Utcubamba (Kauffman Doig 1996).
Los arqueólogos Henry y Paule Reichlen (Reichlen y Reichlen 1950) propusieron dividir en tres periodos el proceso arqueológico de la cultura Chachapoyas: Cuélap, Chipuric y Revash. Entre otros estudios tenemos el de Ruth Shady (1971), Ya mencionado líneas anteriores, que analizó cerámica procedente de Bagua, también tenemos estudios de Ruíz Estrada (1972), quién analizó la cerámica procedente de Cuélap, que es lo que voy a explicar a continuación:
Ruíz Estrada, realizó excavaciones en el fundo Cuélap, así como el estudio de la alfarería encontrada, le permitieron establecer un secuencia de cronología relativa es que la cerámica más antigua sería la fase Cancharín, que corresponde al periodo Intermedio Temprano; le sigue la fase Pumahuanchina, que corresponde al Horizonte Medio, continúa la fase Cuelap, situada entre el Horizonte Medio y el Periodo Intermedio Tardío mismo, finalmente figura la fase Cuelap Inca en la cual se dan las manifestaciones Cuelap asociadas a la alfarería Inca.
En la fase Cancharín puede distinguirse principalmente por la presencia de alfarería tipo Cuelap Pulido y Cuelap Alisado Estriado, que sirven como tipos diagnósticos. La fase
Pumahuanchina es diferenciable fundamentalmente por la aparición de la cerámica Cuelap Pintado Pulido, asociada a alfarería Cajamarca III. La fase Cuelap, se distingue primordialmente por la presencia de los tipos cerámicos Culpa Pintado Alisado A, B y C. En la última fase de la secuencia, Cuelap Inca, continúan los tipos de Cuelap, pero aparece como novedad el tipo Cuelap Pintado Aplicado y alfarería típicamente incaica.
Ruíz, ante su secuencia planteada, llega a la conclusión, de que antes que se construyera la llamada Fortaleza de Cuelap hubieron grupos humanos establecidos en el mismo lugar, y probablemente la construcción de los edificios que hoy se observan corresponde a la fase Cuelap, dada la asociación de los tipos alfareros de esta fase con las edificaciones del lugar.
El aporte de Ruíz, es que fue quién por primera vez realizó un estudio arqueológico en Cuelap al cual le asignó sus secuencias estilísticas en base a cerámica.
Estudió los tipos alfareros con todos sus rasgos y asociaciones. Y llega a la conclusión que hay difusión de elementos cerámicos de Cajamarca a Cuelap, área que tuvo influencia ostensible en el desarrollo alfarero desde la fase Pumahuanchina. Según Ruíz hay otro caso, y lo constituyó la alfarería Huari.
Entre otros estudios e investigaciones, tenemos a Abel Ocampo (1982), realizó un estudio descriptivo de Chivane, monumento situado en territorio Chachapoyas pero levantado con anterioridad a la cultura de este nombre; corresponde a tiempos de las expresiones tempranas o formativas de la civilización del Perú, según Kauffman Doig.
Cochabamba conforma otro polo: este importante centro administrativo construido durante el Incario fue visitado por Julio César Tello y ha sido descrito por Inge Schjellerup (1984). Sobre las ruinas del Pajatén hay un estudio descriptivo publicado por Duccio Bonavia (1968). Por su parte, Keith Mascutt (1998) tanto como Federico Kauffman Doig (1996), son autores de estudios de conjunto sobre la cultura Chachapoyas.
● Cuélap: Ha recibido estudios de Louis Langlois (en los años treinta), Ruiz Estrada, así como también de Federico Kauffman, entre otros ya mencionados líneas anteriores.
Cuélap, se eleva a la margen izquierda del Utcubamba, y está conformada por una enorme plataforma que corona la cresta de un cerro calcáreo conocido como
Hasta el momento no se ha podido precisar en qué momento de su desarrollo los Chachapoyas levantaron Cuélap. Pero algunos investigadores como Kauffman (1996), le otorgan la fecha de 1000 de la era cristiana.
● Pajatén: Recibió estudios importantes de Bonavía (1968), también de G. Savoy en la década del setenta.
Las ruinas del Pajatén, ofrece dos aspectos importantes para su estudio: uno se refiere a sus peculiaridades arquitectónicas, el otro al mundo de sus iconografías. Tiene construcciones circulares a modo de "torreones", en distintos niveles pero a escasa distancia.
Según Bonavía (1968), los 16 torreones se extienden sobre una superficie algo mayor a una hectárea, correspondiente a la zona deforestada por
En cuanto a los motivos iconográficos, se presentan relieves altos y planos (figuras), recurriendo para ello a la técnica de expresar las líneas haciendo sobresalir piedras constructivas del aparejo. Hay diseños geométricos, fundamentalmente grecas. Hay cabezas de figuras antropomorfas. Se presenta decoración en los pisos de recintos, en algunos casos.
Según Kauffman Doig, la iconografía en Pajatén, se divide en tres categorías:
● Categoría primera: Motivos biomorfos (antropomorfos y zoomorfos). Con líneas esquemáticas y angulosas. Los personajes aparecen sentados de frente, con las piernas flexionadas y abiertas. Figuran seres sobrenaturales de sexo femenino con vientre abultado.
● Categoría segunda: Motivos geométricos. Sobresalen grecas y motivos escalonados y horizontales.
● Categoría tercera: Motivos semiabstractos. Figuras estrelladas, geométricas y convencionales, presentes en edificios.
Entre otros sitios arqueológicos de
Con referencia a los patrones funerarios, Kauffman hace referencia a dos patrones funerarios, para personas ilustres: el mausoleo (pucullo o Chullpa), y el sarcófago o purun-machu. Es en Carajía, donde se ubican los sarcófagos Chachapoyas de mayor prestancia. Dichos sarcófagos están emplazados en lo alto de una pared rocosa que cae verticalmente.
Los sarcófagos de los Chachapoyas: Según Kauffman Doig, están constituidos por una cápsula de arcilla que alberga una momia en cuclillas, envuelta en telas y sentada sobre el pellejo. Diversos objetos tales como recipientes de cerámica y utensilios empleados en el arte textil aparecen rodeando al difunto, momificado. Según Kauffman las cápsulas funerarias Chachapoyas no abundan en ofrendas, como sí sucede en las sepulturas cordilleranas y costeñas, algo que está en contradicción con el carácter monumental y suntuoso del sarcófago. El material utilizado en la fabricación del sarcófago fue fundamentalmente la arcilla de tonalidad crema.
Según Kauffman Doig (1989), la diversidad de formas que presentan los sarcófagos Chachapoyas, incluyendo su tamaño, podría explicarse como surgida en la intención de destacar grados jerárquicos. Y menciona que aparte de ostentar rasgos humanos los sarcófagos, aparenta al mismo tiempo el contorno de un falo. Y la condición ambivalente, que presentan los sarcófagos conspicuos, recuerda la que puede observarse también en los monolitos de Recuay, de Aija, de
A parte de losa sarcófagos de Carajía, en el cual el Grupo 1, es el más encumbrado que se conoce, los integraban originalmente ocho sarcófagos, en los cuales todos iban pintados, con motivos a base de líneas trazadas en dos tonos de rojo. Los sarcófagos del Grupo 1 de Crujía rematan en su sección superior en una punta, presente sobre la cabeza-mascarón. Hay otros sarcófagos: de Solmal, Yambata, Chipuric, Liej, San Antonio, Tingorbamba, entre otros.
Los Mausoleos de los Chachapoyas: Los mausoleos Chachapoyas, podrían haber surgido como modalidades del patrón chullpa o pucullo. Al respecto se tiene estudios por Charles Wiener (1884), posteriormente los arqueólogos Henry y Paule Reichlen (1950) analizaron el contenido de uno de los mausoleos vistos por Wiener, y retiraron los escombros del techo de uno de ellos que se había desplomado. Kauffman Doig (1989,1993), logró identificar y analizar, diversos mausoleos: Tingomarca, Ochín, Peña de Tuente, Guanglic,
Los mausoleos Chachapoyas consisten en cámaras sepulcrales construidas de piedra. Sus paredes eran revocadas, y en otros casos pintadas con figuras mágico-religiosas, o también decoradas con representaciones mágico-religiosas utilizando parte del mismo material constructivo de los muros: haciendo sobresalir de la superficie del muro algunas piedras a fin de formar figuras.
Uno de los mausoleos más representativos de la cultura Chachapoyas, es Los Pinchudos o Los Pucullos, que se ubican cerca de las ruinas de Pajatén. Cinco son los mausoleos que conforman el grupo de el grupo de Los Pinchudos, más dos que se presentan en dirección oeste del citado conjunto. Se tratan de construcciones de planta rectangular así como también en media luna, levantadas con muros de piedra, y alcanzan una altura hasta más de 4m de alto y
Kauffman Doig (1996,1997), menciona que los Chachapoyas fueron eximios tejedores, y que decoraban mates con figuras pirograbadas, tallaban la piedra y la madera, y dejaron pintura mural.
4 comentarios:
Hola: Te felicito por tu página y por tratar de acercar, desde una óptica poco difundida en nuestro medio, el estudio y conocimiento de la región amazónica ( y nuestra parte peruana). Además, te felicito también por tu doble condición de loretano y sanmarquino, una doble razón de amar al Perú y ser peruano. Te invito a opinar (informalmente) más seguido en los diarios de Iquitos (ProYcontra y La Región, sobre todo en esta última), que es donde algunos pocos loretanos de afuera opinamos sobre pequeñas y (a veces) grandes cosas de nuestra región (no es un publirreportaje). A veces algunas opiniones no son bienvenidas, pero desde lejos es un consuelo decir algo sobre Loreto é Iquitos. Un abrazo. Domingo
o chevere, gracias, me ayudo en mi tarea de ciencias sociales
bueno me gustaria que hablara sobre que materiales utilizaron en su artesania.gracias
miercoles,22,abril 2009
te felicito todo tu trabajo yme hacirbido de ayuda gracias
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